sábado, 9 de septiembre de 2017

EL MENSAJE DE ACUARIO Cap 12 y Cap 13

CAPÍTULO XII LA IGLESIA DE LAODICEA
C
uando la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes llega a la glándula pineal, situada en el cerebro, entonces se abre la iglesia de Laodicea.
La glándula pineal está situada en el tope superior del cerebro, y es la reina de las glándulas. Entre las glándulas pituitaria y pineal existe un canalillo sumamente sutil, ya desaparecido en los cadáveres. Por ese canalillo debe pasar el fuego hasta el entrecejo. Luego anda el fuego hasta la raíz de la nariz.
Realmente allí hay un campo magnético especial donde mora el átomo del Padre.

Cuando aspiramos a la Gran Luz, entonces inhalamos billonadas de átomos aspirantes que penetran por las fosas nasales hasta el campo magnético de la raíz de la nariz, donde está el átomo del Padre. Las glándulas sexuales y la glándula pineal se hallan correlacionadas íntimamente. De la potencia sexual depende la potencia de la glándula pineal.
En la glándula pineal está el átomo del Espíritu Santo. En la glándula pituitaria está el átomo del Hijo. En el campo magnético de la raíz de la nariz, reside el átomo del Padre.
La glándula pineal tiene tan sólo cinco milímetros de diámetro y está rodeada de una fina arenilla. El loto de la glándula pineal tiene mil pétalos que resplandecen formando la corona de los santos. En la corona de los santos resplandece toda la gloria del zodiaco interno. En el microcosmos hombre, existe todo un zodíaco atómico que brilla y centellea. Esa es la aureola resplandeciente de la cabeza de los santos.
Tal como es arriba es abajo. El zodíaco de los cielos estrellados está gobernado por veinticuatro ancianos.
El zodíaco hombre está también gobernado por veinticuatro dioses atómicos que tienen sus tronos en el cerebro. El aura de los veinticuatro dioses atómicos centellea en la corona de los santos.
Allá arriba, en los cielos estrellados, los siete espíritus ante el trono del Cordero. Aquí abajo en el microcosmos hombre, los siete ángeles atómicos que gobiernan las siete iglesias de la médula espinal. "Tal como es arriba es abajo".
La glándula pineal es la ventana de Brahma; el ojo de diamante; el ojo de la Polividencia. En este chacra reside la vista intuitiva; el ojo del espíritu. Este chacra esplendoroso y divino está asociado a la corona de espinas que hace sangrar las sienes de todos los Cristificados.
Con este chacra podemos estudiar la divina sabiduría del nirvana.
Este chacra nos permite ver y saber instantáneamente. Ver con el ojo de diamante significa transportarnos espiritualmente al lugar que estamos viendo. El que haya desarrollado el chacra coronario puede abandonar todos sus vehículos internos instantáneamente cada vez que así lo quiera. Cuando el íntimo funciona sin vehículos de ninguna especie en el mundo de la niebla de fuego, entonces alcanzamos el éxtasis perfecto. Cuando el fuego toca al átomo del Padre adviene la primera iniciación del fuego.
Las glándulas epífisis e hipófisis (pineal y pituitaria) tienen cada una su irradiación, su aura propia. Cuando estas dos auras glandulares se mezclan, entonces un chorro de luz sale por la puerta del chacra frontal.
Al llegar a estas alturas esotéricas, el iniciado recibe la "Iniciación". El iniciado tiene que subir los siete grados de poder del fuego. En el chacra frontal de los grandes iniciados brilla resplandeciente con inmaculada blancura, la estrella pentagonal.
Unos resucitan en el fuego y otros en la luz. Primero resucitamos en el fuego, y luego en la luz. Conforme aspiramos a la luz, llegan al campo magnético de la nariz millones de átomos aspirantes que luego pasan al corazón. En el corazón reside el átomo "Nous".
Ese átomo gobierna a todos los átomos del organismo. En el sistema seminal existe el átomo Maestro. Con la Alkimia sexual ese átomo sube al cerebro para Enseñarnos la sabiduría de la naturaleza.
Todo aquel que llegue a la quinta iniciación de misterios mayores se convierte en hermano mayor de la humanidad.
Antes que puedas llegar al Valle del Refugio, llamado Sendero del Conocimiento Puro, tendrás que sacrificarte por amor a la humanidad. El quinto sendero es supremo amor, suprema caridad y suprema obediencia al Padre.
Cuando la serpiente sagrada pasa por aquel centro cerebral donde está la fontanela frontal de los recién nacidos, entonces una parte del fuego se escapa vertiéndose en el mundo exterior. En esos instantes toda el aura resplandece con el fuego, y la blanca paloma inmaculada y divina del Espíritu Santo entra en nosotros. Todos los vehículos internos del iniciado deben ser crucificados y estigmatizados en el Gólgota del supremo sacrificio. En el cerebro está el Gólgota del Padre. Tenemos que subir hasta el Gólgota llevando la cruz a cuestas.
Los veinticuatro ancianos lanzan sus coronas a los pies del Cordero. Aquel que abre la iglesia de Laodicea debe arrojar su corona humildemente a los pies del Cordero.
Con la meditación interna se desarrolla y desenvuelve el loto resplandeciente de los mil pétalos.
Tú que arrojas tu corona a los pies del Cordero, recuerda que todo aquel que quiere llegar a la ciencia mística tiene que negarse y despegarse de cinco cosas: Primera, de las humanas Pasiones, distracciones y vicios de las multitudes. Segunda, de las cosas vanas y pasajeras del mundo. Tercera, de los mismos poderes ocultos; teniéndolos en abundancia, sed como quien no los tiene. Cuarta, despégate de ti mismo; convéncete de que, por muy exaltado y grandioso que sea tu Dios interno, tú no eres más que la sombra de tu Dios, una sombra pecadora que debe ser aniquilada. La quinta es resolverte a morir.
No aspires a inmortalizar tu yo. Resuélvete a morir totalmente porque no eres sino una pobre sombra pecadora. Entonces te perderás en tu Dios interno y sólo quedará morando dentro de tu alma Cristificada, el hijo del hombre. Tú que has abierto las siete iglesias, recuerda que los poderes ocultos son muy divinos, pero peligrosos.
Si no disolvemos al yo, sucede que el yo, armado de todos estos poderes quiere hacer algo, y desea ser grande y poderoso. Aquellos iniciados que se apegan a los poderes mágicos se salen de la humildad y de la nada y caen en el abismo de perdición.
Si quieres encarnar al Cordero, recuerda a cada instante tu propia miseria. Esa nada y el reconocimiento de tu propio pecado y miseria, es el medio para que tu Dios que está a la espera, obre dentro de ti mismo maravillas y prodigios.
Ayunad, orad, vestios de saco y cilicios y haced mucha penitencia. Nunca contéis vuestras visiones sagradas a nadie. Recordad que Jezabel (que se dice profetisa), goza hablando a las gentes de todas sus visiones.
Tú que arrojas tu corona a los pies del Cordero, aprende a callar.
Jamás hables de las iniciaciones del Bienamado. Esas cosas íntimas de la iniciación son muy sagradas.
El Bienamado puede estar lleno de iniciaciones y poderes; pero tú no eres más que una pobre sombra pecadora. Es urgente que llegues a la aniquilación del yo.
Nunca digas yo tengo tantas iniciaciones; Fulano tiene tantas iniciaciones, porque el "yo" tuyo jamás ha recibido ninguna iniciación. Las iniciaciones son muy sagradas.
Sólo el íntimo es el único que recibe iniciaciones y grados y fiestas. Las iniciaciones son para el íntimo. Tú no eres más que una sombra que debe ser aniquilada.
"Y escribe al Ángel (atómico) de la iglesia de Laodicea. He aquí dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el principio de la creación de Dios. Yo conozco tus obras, que ni eres frió, ni caliente. ¡Ojalá fueses frío, o caliente! Mas porque eres tibio, y no frío, ni caliente, te vomitaré de mi boca" (Ap. 3: 14-16).
¡Ay de los tibios! Realmente los tibios no podrán entrar en el sendero secreto. Los tibios son parásitos de la naturaleza. Muchas veces un gran pecador está más cerca de la redención, que un devoto tibio. A los tibios "los vomitaré de mi boca".
Realmente el tibio dice: "Yo soy rico (yo estoy lleno de ciencia, etc.), y no tengo necesidad de ninguna cosa; y no conoces que tú eres un cuitado y miserable y pobre y ciego y desnudo. Yo te amonesto que de mí compres oro afinado en fuego (mediante el fuego sexual debemos transmutar el plomo de la personalidad en el oro purísimo del Espíritu Divino); Para que seas hecho rico (espiritualmente), y seas vestido de vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez; y unge tus ojos con colirio para que veas" (Ap. 3: 17, 18).
El colirio de la castidad es la materia prima de la Gran Obra, ese santo colirio nos abre el ojo de la Polividencia. De la potencia sexual depende la potencia de la glándula pineal.
"Yo reprendo y castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso (vigilante) y arrepiéntete.
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oyera mi voz y abriera la puerta (la glándula pineal es la puerta del alma) entraré a él, y cenaré con él y él conmigo" (Ap. 3: 19, 20). El Cordero entra en nosotros por la puerta de la glándula pineal.
Al entrar el Cordero dentro del alma. Él se transforma en ella y ella en Él. Entonces resucitamos al Hijo del Hombre dentro de nosotros mismos.
"Al que venciere, yo le daré que se siente conmigo en mí trono; así como yo he vencido y me he sentado con mi Padre en su Trono" (Ap. 3: 21). El alma mezclada con el Cordero, es el Hijo del Hombre que se sienta en su trono. El Hijo del Hombre es un vencedor. Él venció a Satán. Él tiene derecho a sentarse en el Trono del Padre, porque el Hijo es Uno con el Padre, y el Padre Uno con el Hijo. "El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias" (Ap. 3: 22).
El Cordero debe entrar dentro del espíritu (íntimo) y dentro del alma, y dentro del cuerpo del hombre.
Tú que arrojas tu corona a los pies del Cordero recuerda que debes edificar tu templo sobre la piedra viva, para que el Cordero entre a cenar contigo.
El Templo de la Sabiduría tiene siete columnas de fuego vivo.
Si quieres la iniciación, escríbela sobre una vara.
Sólo con INRI, podrás llegar hasta el Gólgota del Padre.

CAPÍTULO XIII LOS ESTADOS DE JINAS
T
al como es arriba es abajo". Lo infinitamente pequeño es análogo a lo infinitamente grande. Un átomo es todo un sistema solar en miniatura.
Existe la Jerusalém Celestial en el macrocosmos. Existe la Jerusalém Celestial en el microcosmos-hombre.
Habrá un cielo nuevo y una tierra nueva. Es la futura Jerusalém Celestial del macrocosmos.
Cuando un hombre se Cristifica se convierte en la nueva Jerusalém Celestial del microcosmos. "Tal como es arriba es abajo". Esa es la ley.
La Nueva Jerusalém -tanto en el macrocosmos como en el microcosmos- desciende de los mundos superiores; y está llena de poderes terriblemente divinos.
La Nueva Jerusalém -tanto en el futuro planeta tierra, como en el planeta hombre- está iluminada por el Cordero Inmolado.
El planeta purificado del futuro, más los cuerpos internos del planeta, son la Jerusalém Celestial del futuro en el macrocosmos.
El cuerpo Crístificado del hombre, más sus cuerpos internos Cristificados constituyen la Jerusalém Celestial del microcosmos hombre.
Todo lo que sucede en el planeta tierra, se repite en el planeta hombre. Todo lo que sucede en la Jerusalém Celestial del macrocosmos, se repite en la Jerusalém Celestial del micro-cosmos-hombre. "Tal como es arriba es abajo".
En la Jerusalém Celestial del Planeta Tierra del futuro, sólo morarán las almas Cristificadas. En la Jerusalém Celestial del cuerpo humano sólo mora el alma Cristificada del iniciado.
El cuerpo humano de un Crístificado es la Jerusalém Celestial del microcosmos. Ese cuerpo Crístico está lleno de terribles poderes.
Los ocho poderes mayores del místico, son los siguientes:
Primero: "Anima". Poder para reducir el tamaño de su cuerpo físico hasta alcanzar el tamaño de un átomo.
Segundo: "Mahima". Poder para agigantarse hasta tocar el sol y la luna con sus manos.
Tercero: "Laghima". Poder para volver el cuerpo tan liviano como una pluma. Con este poder podemos flotar con el cuerpo por los aires.
Cuarto: "Gharima". Poder para aumentar el peso del cuerpo a voluntad, hasta pesar como una montaña.
Quinto: "Prapti". Profecía, clarividencia oído sagrado, psicometría, telepatía, intuición, poder para entender el lenguaje de los animales, como Apolonio de Tiana, como Francisco de Asís, que también podía conversar con los animales del bosque.
Sexto: "Prakanya". Poder que le permite al místico sumergirse en el agua y hasta vivir debajo de las aguas sin recibir ningún daño.
El Gran Gurú Deva Sivananda nos cuenta el caso del Swami Tilinga de Benarés (India) que acostumbraba vivir seis meses del año debajo de las aguas del Ganges.
Séptimo: "Vasitwan". Poder con el cual el místico puede dominar los animales más feroces. Poder para pronunciar palabras que entumecen y encantan a las serpientes venenosas.
Octavo: "Ishatwan". Poder que le permite a los santos resucitar a los muertos. El que ha llegado a estas alturas, es un liberado, un Señor de los vivos y de los muertos.
Todos aquellos que ya están caminando la senda de cristificación, deben desarrollar estos ocho poderes. Estos poderes de la Jerusalém Celestial se logran y se conquistan con la meditación interna (a condición de una castidad absoluta).
El cuerpo humano convertido en la Jerusalém Celestial, es un cuerpo Crístico maravilloso.
PRÁCTICA
1. Acuéstese el místico en su lecho tranquilamente.
2. Pídale al Cordero Interno la asistencia de un Ángel especialista en los estados de Jinas.
3. Suplicad al Ángel y al Cordero Inmolado que os lleven con el cuerpo físico, a los mundos superiores.
4. Nosotros los Hermanos del Templo, os aconsejamos invocar al Ángel Harpócrates que es especialista en los estados de Jinas. Rogad al cordero. Suplicadle que os envíe a Harpócrates.
5. Retirad de vuestra mente todos los pensamientos (poned la mente en blanco). Es necesario que lleguéis a tener la mente quieta y tranquila.
6. Provocad el sueño. Adormeceos sin pensar en nada.
7. Levantaos de vuestro lecho y salid de vuestra recámara conservando el sueño como un tesoro precioso.
Si la práctica ha sido bien hecha, vuestro cuerpo entrará en estado de Jinas, es decir, se sumergirá dentro de los mundos suprasensibles.
Un cuerpo en estado de Jinas puede flotar en los aires (Laghima), o sumergirse en las aguas (Prakanya), o pasar por entre el fuego sin quemarse, o reducirse al tamaño de un átomo (Anima), o agrandarse hasta tocar el sol y la luna con las manos (Mahima).
Un cuerpo sumergido dentro de los mundos suprasensibles está sometido a las leyes de esos mundos. Entonces es plástico, elástico, puede cambiar de forma, disminuir de peso (Laghima), o aumentar de peso (Gharima) a voluntad.
El yogui de Benarés, que se sumergía seis meses debajo de las aguas, podía hacerlo porque primero ponía su cuerpo en estado de Jinas.
Algunos devotos que estuvieron haciendo las prácticas de meditación para entrar en estado de Jinas, se sintieron de pronto como muy gordos, tuvieron la sensación de estarse inflando como globos. Si esos devotos se hubieran levantado de su cama en esos precisos instantes, entonces hubieran tenido la dicha de entrar en estado de Jinas.
Cuando Jesús caminó sobre las aguas del Mar de Galilea, iba con su cuerpo en estado de Jinas.
Pedro pudo librarse de los grillos, y salir de su prisión, gracias a un ángel que lo ayudó a poner su cuerpo en estado de Jinas.
La Jerusalém Celestial del microcosmos-hombre, está llena de formidables poderes divinos.
Con la meditación interna lograréis desarrollar los ocho grandes poderes místicos y os convertiréis en modelos vivientes de la futura Jerusalém Celestial.
Se necesita mucha paciencia y muchos años de práctica para educar, desarrollar y vigorizar los ocho grandes poderes místicos.
En estas prácticas de Jinas, los devotos deben ser pacientes. Hay que perseverar días, meses y años, hasta educar, desarrollar y vigorizar totalmente los ocho grandes poderes místicos. En estado de Jinas obramos sobre la naturaleza con los poderes de las siete iglesias.
Se necesita fe, tenacidad, paciencia, castidad, caridad y supremo amor por la humanidad. Estas virtudes son indispensables. Así lograréis desarrollar los ocho poderes místicos de vuestra propia Jerusalém Celestial. Esos ocho místicos poderes pertenecen a las siete iglesias.
Aquellos que se cansan, los inconstantes, aquellos que adulteran con Jezabel (que se dice Profetisa), jamás lograrán los ocho místicos poderes de los santos.
En estado de Jinas ejercemos el sacerdocio perfecto de las siete iglesias. Todo hombre que se Cristifica, se convierte en un vivo exponente, en un vivo ejemplar de la futura Jerusalém.
Todos los vehículos internos del hombre, cuando ya están Cristificados y estigmatizados, resplandecen con la gloria del Cordero. Realmente ese es el Santo Tabernáculo de Dios con los hombres. El Señor mora en su Santo Tabernáculo. Esa es la Jerusalém Celestial dotada de poderes terriblemente divinos. Y la Jerusalém Celestial no tiene necesidad de sol ni de luna para que resplandezca en ella, porque la claridad inmaculada del Eterno la ilumina, y el Cordero es su lumbrera.
El santo ocho es el signo del infinito. En la médula espinal se enroscan los dos testigos del Apocalipsis formando el santo ocho. De ese santo ocho brotan todos los místicos poderes de la Jerusalém Celestial del microcosmos hombre. Ahora comprenderán los devotos por qué hablamos de ocho místicos poderes inefables.
"El muro de la ciudad tiene 144 codos, medida de hombre, la cual es de ángel" (Ap. 21: 17). 1 + 4 + 4 = 9. Hay que bajar a la novena esfera (el sexo) a trabajar con el agua y el fuego, origen de mundos, bestias, hombres y dioses. Toda auténtica iniciación blanca comienza por allí.
El Hijo del Hombre nace del agua y del fuego. "Y el que hablaba conmigo tenía una medida de una caña de oro, para medir la ciudad, y sus puertas y sus muros" (Ap. 21: 15). Esa caña de oro es la médula espinal. Por allí suben los siete grados del poder del fuego. Empuñad vuestra caña para que ejerzáis el sacerdocio de los santos.
Vosotros podéis convertiros en ciudadanos anticipados de la futura Jerusalém.
Así como antes de salir el sol, raya la aurora en el Oriente, alegrando a los pájaros, que comienzan entonces a llenar el bosque con la dulzura de sus conmovedores cantos; así también antes de la futura Jerusalém inefable, raya la aurora del Eterno con algunos vivos ejemplos de lo que habrá de ser la Nueva Jerusalém.
Desarrollad vuestros poderes internos. No codicies los poderes. No desees poderes, Cultivad las flores del loto con amor desinteresado. Cultivad vuestro precioso jardín interno y delicado, así como el pobre jardinero cultiva su jardín.
Cuando tus flores de loto resplandezcan, recuerda que todos tus poderes no son sino míseras bujías de sebo brillando como luciérnagas ante el sol resplandeciente de tu Cordero Inmolado.
Tú no eres el Maestro; tú eres tan sólo la sombra pecadora de aquel que jamás ha pecado. Recuerda que sólo tu Cordero Interno es el Maestro.
Recuerda que aunque tu Dios Interno es un jerarca del fuego, tú, pobre gusano, eres únicamente un hombre, y como tal se te juzgará siempre.
Tu Cordero Interno puede ser un Dios planetario; pero tú, pobre gusano del lodo, recuerda, y no lo olvides que tú tan sólo eres la sombra de tu Dios. ¡Pobre sombra pecadora!
No digas yo soy el Dios tal, o yo soy el Maestro tal, porque tú no eres sino una sombra que debe resolverse a morir decapitada para no servir de obstáculo a tu Dios Interno. Es necesario que llegues a la suprema humildad.


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