CAPÍTULO XII LA IGLESIA DE LAODICEA
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uando la serpiente ígnea
de nuestros mágicos poderes llega a la glándula pineal, situada en el cerebro,
entonces se abre la iglesia de Laodicea.
La glándula pineal está
situada en el tope superior del cerebro, y es la reina de las glándulas. Entre
las glándulas pituitaria y pineal existe un canalillo sumamente sutil, ya
desaparecido en los cadáveres. Por ese canalillo debe pasar el fuego hasta el
entrecejo. Luego anda el fuego hasta la raíz de la nariz.
Realmente allí hay un
campo magnético especial donde mora el átomo del Padre.
Cuando aspiramos a la Gran
Luz, entonces inhalamos billonadas de átomos aspirantes que penetran por las
fosas nasales hasta el campo magnético de la raíz de la nariz, donde está el
átomo del Padre. Las glándulas sexuales y la glándula pineal se hallan
correlacionadas íntimamente. De la potencia sexual depende la potencia de la
glándula pineal.
En la glándula pineal está
el átomo del Espíritu Santo. En la glándula pituitaria está el átomo del Hijo.
En el campo magnético de la raíz de la nariz, reside el átomo del Padre.
La glándula pineal tiene
tan sólo cinco milímetros de diámetro y está rodeada de una fina arenilla. El
loto de la glándula pineal tiene mil pétalos que resplandecen formando la corona
de los santos. En la corona de los santos resplandece toda la gloria del
zodiaco interno. En el microcosmos hombre, existe todo un zodíaco atómico que
brilla y centellea. Esa es la aureola resplandeciente de la cabeza de los
santos.
Tal como es arriba es
abajo. El zodíaco de los cielos estrellados está gobernado por veinticuatro
ancianos.
El zodíaco hombre está
también gobernado por veinticuatro dioses atómicos que tienen sus tronos en el
cerebro. El aura de los veinticuatro dioses atómicos centellea en la corona de
los santos.
Allá arriba, en los cielos
estrellados, los siete espíritus ante el trono del Cordero. Aquí abajo en el
microcosmos hombre, los siete ángeles atómicos que gobiernan las siete iglesias
de la médula espinal. "Tal como es arriba es abajo".
La glándula pineal es la
ventana de Brahma; el ojo de diamante; el ojo de la Polividencia. En este
chacra reside la vista intuitiva; el ojo del espíritu. Este chacra esplendoroso
y divino está asociado a la corona de espinas que hace sangrar las sienes de
todos los Cristificados.
Con este chacra podemos
estudiar la divina sabiduría del nirvana.
Este chacra nos permite
ver y saber instantáneamente. Ver con el ojo de diamante significa
transportarnos espiritualmente al lugar que estamos viendo. El que haya
desarrollado el chacra coronario puede abandonar todos sus vehículos internos
instantáneamente cada vez que así lo quiera. Cuando el íntimo funciona sin
vehículos de ninguna especie en el mundo de la niebla de fuego, entonces
alcanzamos el éxtasis perfecto. Cuando el fuego toca al átomo del Padre adviene
la primera iniciación del fuego.
Las glándulas epífisis e
hipófisis (pineal y pituitaria) tienen cada una su irradiación, su aura propia.
Cuando estas dos auras glandulares se mezclan, entonces un chorro de luz sale
por la puerta del chacra frontal.
Al llegar a estas alturas
esotéricas, el iniciado recibe la "Iniciación". El iniciado tiene que
subir los siete grados de poder del fuego. En el chacra frontal de los grandes
iniciados brilla resplandeciente con inmaculada blancura, la estrella
pentagonal.
Unos resucitan en el fuego
y otros en la luz. Primero resucitamos en el fuego, y luego en la luz. Conforme
aspiramos a la luz, llegan al campo magnético de la nariz millones de átomos
aspirantes que luego pasan al corazón. En el corazón reside el átomo
"Nous".
Ese átomo gobierna a todos
los átomos del organismo. En el sistema seminal existe el átomo Maestro. Con la
Alkimia sexual ese átomo sube al cerebro para Enseñarnos la sabiduría de la
naturaleza.
Todo aquel que llegue a la
quinta iniciación de misterios mayores se convierte en hermano mayor de la
humanidad.
Antes que puedas llegar al
Valle del Refugio, llamado Sendero del Conocimiento Puro, tendrás que
sacrificarte por amor a la humanidad. El quinto sendero es supremo amor,
suprema caridad y suprema obediencia al Padre.
Cuando la serpiente
sagrada pasa por aquel centro cerebral donde está la fontanela frontal de los
recién nacidos, entonces una parte del fuego se escapa vertiéndose en el mundo
exterior. En esos instantes toda el aura resplandece con el fuego, y la blanca
paloma inmaculada y divina del Espíritu Santo entra en nosotros. Todos los
vehículos internos del iniciado deben ser crucificados y estigmatizados en el
Gólgota del supremo sacrificio. En el cerebro está el Gólgota del Padre.
Tenemos que subir hasta el Gólgota llevando la cruz a cuestas.
Los veinticuatro ancianos
lanzan sus coronas a los pies del Cordero. Aquel que abre la iglesia de
Laodicea debe arrojar su corona humildemente a los pies del Cordero.
Con la meditación interna
se desarrolla y desenvuelve el loto resplandeciente de los mil pétalos.
Tú que arrojas tu corona a
los pies del Cordero, recuerda que todo aquel que quiere llegar a la ciencia
mística tiene que negarse y despegarse de cinco cosas: Primera, de las humanas
Pasiones, distracciones y vicios de las multitudes. Segunda, de las cosas vanas
y pasajeras del mundo. Tercera, de los mismos poderes ocultos; teniéndolos en
abundancia, sed como quien no los tiene. Cuarta, despégate de ti mismo;
convéncete de que, por muy exaltado y grandioso que sea tu Dios interno, tú no
eres más que la sombra de tu Dios, una sombra pecadora que debe ser aniquilada.
La quinta es resolverte a morir.
No aspires a inmortalizar
tu yo. Resuélvete a morir totalmente porque no eres sino una pobre sombra
pecadora. Entonces te perderás en tu Dios interno y sólo quedará morando dentro
de tu alma Cristificada, el hijo del hombre. Tú que has abierto las siete
iglesias, recuerda que los poderes ocultos son muy divinos, pero peligrosos.
Si no disolvemos al yo,
sucede que el yo, armado de todos estos poderes quiere hacer algo, y desea ser
grande y poderoso. Aquellos iniciados que se apegan a los poderes mágicos se
salen de la humildad y de la nada y caen en el abismo de perdición.
Si quieres encarnar al
Cordero, recuerda a cada instante tu propia miseria. Esa nada y el
reconocimiento de tu propio pecado y miseria, es el medio para que tu Dios que
está a la espera, obre dentro de ti mismo maravillas y prodigios.
Ayunad, orad, vestios de
saco y cilicios y haced mucha penitencia. Nunca contéis vuestras visiones
sagradas a nadie. Recordad que Jezabel (que se dice profetisa), goza hablando a
las gentes de todas sus visiones.
Tú que arrojas tu corona a
los pies del Cordero, aprende a callar.
Jamás hables de las
iniciaciones del Bienamado. Esas cosas íntimas de la iniciación son muy
sagradas.
El Bienamado puede estar
lleno de iniciaciones y poderes; pero tú no eres más que una pobre sombra
pecadora. Es urgente que llegues a la aniquilación del yo.
Nunca digas yo tengo
tantas iniciaciones; Fulano tiene tantas iniciaciones, porque el "yo"
tuyo jamás ha recibido ninguna iniciación. Las iniciaciones son muy sagradas.
Sólo el íntimo es el único
que recibe iniciaciones y grados y fiestas. Las iniciaciones son para el
íntimo. Tú no eres más que una sombra que debe ser aniquilada.
"Y escribe al Ángel
(atómico) de la iglesia de Laodicea. He aquí dice el Amén, el testigo fiel y
verdadero, el principio de la creación de Dios. Yo conozco tus obras, que ni
eres frió, ni caliente. ¡Ojalá fueses frío, o caliente! Mas porque eres tibio,
y no frío, ni caliente, te vomitaré de mi boca" (Ap. 3: 14-16).
¡Ay de los tibios!
Realmente los tibios no podrán entrar en el sendero secreto. Los tibios son parásitos
de la naturaleza. Muchas veces un gran pecador está más cerca de la redención,
que un devoto tibio. A los tibios "los vomitaré de mi boca".
Realmente el tibio dice:
"Yo soy rico (yo estoy lleno de ciencia, etc.), y no tengo necesidad de
ninguna cosa; y no conoces que tú eres un cuitado y miserable y pobre y ciego y
desnudo. Yo te amonesto que de mí compres oro afinado en fuego (mediante el
fuego sexual debemos transmutar el plomo de la personalidad en el oro purísimo
del Espíritu Divino); Para que seas hecho rico (espiritualmente), y seas
vestido de vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu
desnudez; y unge tus ojos con colirio para que veas" (Ap. 3: 17, 18).
El colirio de la castidad
es la materia prima de la Gran Obra, ese santo colirio nos abre el ojo de la
Polividencia. De la potencia sexual depende la potencia de la glándula pineal.
"Yo reprendo y
castigo a todos los que amo; sé, pues, celoso (vigilante) y arrepiéntete.
He aquí, yo estoy a la
puerta y llamo; si alguno oyera mi voz y abriera la puerta (la glándula pineal
es la puerta del alma) entraré a él, y cenaré con él y él conmigo" (Ap. 3:
19, 20). El Cordero entra en nosotros por la puerta de la glándula pineal.
Al entrar el Cordero
dentro del alma. Él se transforma en ella y ella
en Él. Entonces
resucitamos al Hijo del Hombre dentro de nosotros mismos.
"Al que venciere, yo
le daré que se siente conmigo en mí trono; así como yo he vencido y me he
sentado con mi Padre en su Trono" (Ap. 3: 21). El alma mezclada con el
Cordero, es el Hijo del Hombre que se sienta en su trono. El Hijo del Hombre es
un vencedor. Él venció a Satán. Él tiene derecho a sentarse en el Trono del
Padre, porque el Hijo es Uno con el Padre, y el Padre Uno con el Hijo. "El
que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias" (Ap. 3: 22).
El Cordero debe entrar
dentro del espíritu (íntimo) y dentro del alma, y dentro del cuerpo del hombre.
Tú que arrojas tu corona a
los pies del Cordero recuerda que debes edificar tu templo sobre la piedra
viva, para que el Cordero entre a cenar contigo.
El Templo de la Sabiduría
tiene siete columnas de fuego vivo.
Si quieres la iniciación,
escríbela sobre una vara.
Sólo con INRI, podrás
llegar hasta el Gólgota del Padre.
CAPÍTULO XIII LOS ESTADOS DE JINAS
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al como es arriba es
abajo". Lo infinitamente pequeño es análogo a lo infinitamente grande. Un
átomo es todo un sistema solar en miniatura.
Existe la Jerusalém
Celestial en el macrocosmos. Existe la Jerusalém Celestial en el
microcosmos-hombre.
Habrá un cielo nuevo y una
tierra nueva. Es la futura Jerusalém Celestial del macrocosmos.
Cuando un hombre se
Cristifica se convierte en la nueva Jerusalém Celestial del microcosmos.
"Tal como es arriba es abajo". Esa es la ley.
La Nueva Jerusalém -tanto
en el macrocosmos como en el microcosmos- desciende de los mundos superiores; y
está llena de poderes terriblemente divinos.
La Nueva Jerusalém -tanto
en el futuro planeta tierra, como en el planeta hombre- está iluminada por el
Cordero Inmolado.
El planeta purificado del
futuro, más los cuerpos internos del planeta, son la Jerusalém Celestial del
futuro en el macrocosmos.
El cuerpo Crístificado del
hombre, más sus cuerpos internos Cristificados constituyen la Jerusalém
Celestial del microcosmos hombre.
Todo lo que sucede en el
planeta tierra, se repite en el planeta hombre. Todo lo que sucede en la
Jerusalém Celestial del macrocosmos, se repite en la Jerusalém Celestial del
micro-cosmos-hombre. "Tal como es arriba es abajo".
En la Jerusalém Celestial
del Planeta Tierra del futuro, sólo morarán las almas Cristificadas. En la
Jerusalém Celestial del cuerpo humano sólo mora el alma Cristificada del
iniciado.
El cuerpo humano de un
Crístificado es la Jerusalém Celestial del microcosmos. Ese cuerpo Crístico
está lleno de terribles poderes.
Los ocho poderes mayores
del místico, son los siguientes:
Primero:
"Anima". Poder para reducir el tamaño de su cuerpo físico hasta
alcanzar el tamaño de un átomo.
Segundo:
"Mahima". Poder para agigantarse hasta tocar el sol y la luna con sus
manos.
Tercero:
"Laghima". Poder para volver el cuerpo tan liviano como una pluma.
Con este poder podemos flotar con el cuerpo por los aires.
Cuarto:
"Gharima". Poder para aumentar el peso del cuerpo a voluntad, hasta
pesar como una montaña.
Quinto: "Prapti".
Profecía, clarividencia oído sagrado, psicometría, telepatía, intuición, poder
para entender el lenguaje de los animales, como Apolonio de Tiana, como
Francisco de Asís, que también podía conversar con los animales del bosque.
Sexto:
"Prakanya". Poder que le permite al místico sumergirse en el agua y
hasta vivir debajo de las aguas sin recibir ningún daño.
El Gran Gurú Deva
Sivananda nos cuenta el caso del Swami Tilinga de Benarés (India) que
acostumbraba vivir seis meses del año debajo de las aguas del Ganges.
Séptimo:
"Vasitwan". Poder con el cual el místico puede dominar los animales
más feroces. Poder para pronunciar palabras que entumecen y encantan a las
serpientes venenosas.
Octavo:
"Ishatwan". Poder que le permite a los santos resucitar a los muertos.
El que ha llegado a estas alturas, es un liberado, un Señor de los vivos y de
los muertos.
Todos aquellos que ya
están caminando la senda de cristificación, deben desarrollar estos ocho
poderes. Estos poderes de la Jerusalém Celestial se logran y se conquistan con
la meditación interna (a condición de una castidad absoluta).
El cuerpo humano
convertido en la Jerusalém Celestial, es un cuerpo Crístico maravilloso.
PRÁCTICA
1. Acuéstese el místico en
su lecho tranquilamente.
2. Pídale al Cordero
Interno la asistencia de un Ángel especialista en los estados de Jinas.
3. Suplicad al Ángel y al
Cordero Inmolado que os lleven con el cuerpo físico, a los mundos superiores.
4. Nosotros los Hermanos
del Templo, os aconsejamos invocar al Ángel Harpócrates que es especialista en
los estados de Jinas. Rogad al cordero. Suplicadle que os envíe a Harpócrates.
5. Retirad de vuestra
mente todos los pensamientos (poned la mente en blanco). Es necesario que
lleguéis a tener la mente quieta y tranquila.
6. Provocad el sueño.
Adormeceos sin pensar en nada.
7. Levantaos de vuestro
lecho y salid de vuestra recámara conservando el sueño como un tesoro precioso.
Si la práctica ha sido
bien hecha, vuestro cuerpo entrará en estado de Jinas, es decir, se sumergirá
dentro de los mundos suprasensibles.
Un cuerpo en estado de
Jinas puede flotar en los aires (Laghima), o sumergirse en las aguas
(Prakanya), o pasar por entre el fuego sin quemarse, o reducirse al tamaño de
un átomo (Anima), o agrandarse hasta tocar el sol y la luna con las manos
(Mahima).
Un cuerpo sumergido dentro
de los mundos suprasensibles está sometido a las leyes de esos mundos. Entonces
es plástico, elástico, puede cambiar de forma, disminuir de peso (Laghima), o
aumentar de peso (Gharima) a voluntad.
El yogui de Benarés, que
se sumergía seis meses debajo de las aguas, podía hacerlo porque primero ponía
su cuerpo en estado de Jinas.
Algunos devotos que
estuvieron haciendo las prácticas de meditación para entrar en estado de Jinas,
se sintieron de pronto como muy gordos, tuvieron la sensación de estarse
inflando como globos. Si esos devotos se hubieran levantado de su cama en esos
precisos instantes, entonces hubieran tenido la dicha de entrar en estado de
Jinas.
Cuando Jesús caminó sobre las
aguas del Mar de Galilea, iba con su cuerpo en estado de Jinas.
Pedro pudo librarse de los
grillos, y salir de su prisión, gracias a un ángel que lo ayudó a poner su
cuerpo en estado de Jinas.
La Jerusalém Celestial del
microcosmos-hombre, está llena de formidables poderes divinos.
Con la meditación interna
lograréis desarrollar los ocho grandes poderes místicos y os convertiréis en
modelos vivientes de la futura Jerusalém Celestial.
Se necesita mucha
paciencia y muchos años de práctica para educar, desarrollar y vigorizar los
ocho grandes poderes místicos.
En estas prácticas de
Jinas, los devotos deben ser pacientes. Hay que perseverar días, meses y años,
hasta educar, desarrollar y vigorizar totalmente los ocho grandes poderes
místicos. En estado de Jinas obramos sobre la naturaleza con los poderes de las
siete iglesias.
Se necesita fe, tenacidad,
paciencia, castidad, caridad y supremo amor por la humanidad. Estas virtudes
son indispensables. Así lograréis desarrollar los ocho poderes místicos de
vuestra propia Jerusalém Celestial. Esos ocho místicos poderes pertenecen a las
siete iglesias.
Aquellos que se cansan,
los inconstantes, aquellos que adulteran con Jezabel (que se dice Profetisa),
jamás lograrán los ocho místicos poderes de los santos.
En estado de Jinas
ejercemos el sacerdocio perfecto de las siete iglesias. Todo hombre que se
Cristifica, se convierte en un vivo exponente, en un vivo ejemplar de la futura
Jerusalém.
Todos los vehículos
internos del hombre, cuando ya están Cristificados y estigmatizados,
resplandecen con la gloria del Cordero. Realmente ese es el Santo Tabernáculo
de Dios con los hombres. El Señor mora en su Santo Tabernáculo. Esa es la
Jerusalém Celestial dotada de poderes terriblemente divinos. Y la Jerusalém
Celestial no tiene necesidad de sol ni de luna para que resplandezca en ella,
porque la claridad inmaculada del Eterno la ilumina, y el Cordero es su
lumbrera.
El santo ocho es el signo
del infinito. En la médula espinal se enroscan los dos testigos del Apocalipsis
formando el santo ocho. De ese santo ocho brotan todos los místicos poderes de
la Jerusalém Celestial del microcosmos hombre. Ahora comprenderán los devotos
por qué hablamos de ocho místicos poderes inefables.
"El muro de la ciudad
tiene 144 codos, medida de hombre, la cual es de ángel" (Ap. 21: 17). 1 +
4 + 4 = 9. Hay que bajar a la novena esfera (el sexo) a trabajar con el agua y
el fuego, origen de mundos, bestias, hombres y dioses. Toda auténtica
iniciación blanca comienza por allí.
El Hijo del Hombre nace
del agua y del fuego. "Y el que hablaba conmigo tenía una medida de una
caña de oro, para medir la ciudad, y sus puertas y sus muros" (Ap. 21:
15). Esa caña de oro es la médula espinal. Por allí suben los siete grados del
poder del fuego. Empuñad vuestra caña para que ejerzáis el sacerdocio de los
santos.
Vosotros podéis
convertiros en ciudadanos anticipados de la futura Jerusalém.
Así como antes de salir el
sol, raya la aurora en el Oriente, alegrando a los pájaros, que comienzan
entonces a llenar el bosque con la dulzura de sus conmovedores cantos; así
también antes de la futura Jerusalém inefable, raya la aurora del Eterno con
algunos vivos ejemplos de lo que habrá de ser la Nueva Jerusalém.
Desarrollad vuestros
poderes internos. No codicies los poderes. No desees poderes, Cultivad las
flores del loto con amor desinteresado. Cultivad vuestro precioso jardín
interno y delicado, así como el pobre jardinero cultiva su jardín.
Cuando tus flores de loto
resplandezcan, recuerda que todos tus poderes no son sino míseras bujías de
sebo brillando como luciérnagas ante el sol resplandeciente de tu Cordero
Inmolado.
Tú no eres el Maestro; tú
eres tan sólo la sombra pecadora de aquel que jamás ha pecado. Recuerda que
sólo tu Cordero Interno es el Maestro.
Recuerda que aunque tu
Dios Interno es un jerarca del fuego, tú, pobre gusano, eres únicamente un
hombre, y como tal se te juzgará siempre.
Tu Cordero Interno puede
ser un Dios planetario; pero tú, pobre gusano del lodo, recuerda, y no lo
olvides que tú tan sólo eres la sombra de tu Dios. ¡Pobre sombra pecadora!
No digas yo soy el Dios
tal, o yo soy el Maestro tal, porque tú no eres sino una sombra que debe
resolverse a morir decapitada para no servir de obstáculo a tu Dios Interno. Es
necesario que llegues a la suprema humildad.
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