CAPÍTULO IV LA SERPIENTE DE METAL
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ntre la mujer y la
serpiente existe enemistad desde que salimos del Edém.
La serpiente engañó
a Eva, y desde ese instante comienza el conflicto.
Jehová dijo a la
serpiente: "Por cuanto esto hiciste, maldita serás entre todas las bestias
y entre todos los animales del campo; Sobre tu pecho andarás y polvo comerás
todos los días de tu vida. Y enemistad pondré entre tú y la mujer, y entre tu
simiente y la simiente suya; Ésta te herirá en la cabeza, y tú le herirás en el
calcañal" (Génesis 3: 14, 15).
El mundo se llenó
de lágrimas desde que la serpiente fue maldita; la mujer hiere a la serpiente
en la cabeza, y la serpiente se venga de la mujer hiriéndola en el calcañal.
Entonces nacemos
llorando y morimos llorando.
Moisés en el
desierto levantó la serpiente de metal sobre la vara. Esa serpiente se
convirtió en la vara misma. La lucha es terrible: "cerebro contra sexo,
sexo contra cerebro y corazón contra corazón". Tenemos que domar y
levantar la serpiente de metal sobre la vara tal como lo hizo Moisés en el
desierto.
Tenemos que
descender a la novena esfera (el sexo) para trabajar con el fuego y el agua,
origen de mundos, bestias, hombres y dioses. Toda auténtica iniciación blanca
comienza por allí. En la unión del Phalo y el Útero se halla la clave de todo
poder. Levantad bien vuestra copa y cuidad de verter ni siquiera una sola gota
del vino sagrado. Matad el deseo. Matad hasta la sombra misma del deseo. Hay
que celebrar las bodas de Canaán y transmutar el agua en vino. Cuando el hombre
es casto puede levantar la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes por el
canal central de la médula espinal. El fuego Pentecostal tiene poder para abrir
las siete iglesias. Cuando los átomos solares hacen contacto con los átomos
lunares, en el hueso coxígeo cerca del Triveni, entonces adviene el fuego
sagrado de Pentecostés. La serpiente ígnea se levanta desde el fondo sagrado
del arca. Esa arca del testamento son los órganos sexuales.
En el Sanctum
Sanctorum del templo de Salomón, el arca resplandecía como un relámpago
terriblemente divino. A los lados derecho e izquierdo del arca de la ciencia
había dos querubines que se tocaban con sus alas. Esos dos querubines
sacratísimos se hallaban en la actitud del hombre y de la mujer durante la cópula.
Dentro del arca se
encontraban la vara de Aarón (símbolo del Phalo), la copa o Gomor conteniendo
el maná del desierto (símbolo del útero) y las Tablas de la Ley, sin las cuales
es imposible el desarrollo de la terrible serpiente de metal.
Esa divina serpiente
se llama Kundalini. Devi Kundalini sólo despierta con los encantos inefables
del amor. Lo importante es no gastar el vino sagrado. En la cámara del vino
sólo la voluntad nos puede salvar. El Kundalini sube lentamente por el canal
medular.
Las siete iglesias
están en el canal medular. El Kundalini abre las siete iglesias.
La preciosa luz
blanca inmaculada y divina que irradian los ángeles tiene su origen en el
candelero de su médula espinal.
La médula espinal
es el Sagrado Candelero del Templo.
El Candelero de Oro
Macizo del Templo de Salomón tenía siete brazos. Este candelabro es la médula
espinal con sus siete iglesias.
A la derecha e
izquierda del candelero están las dos olivas del templo, "Los dos hijos de
aceite".
Cuando trabajamos
con el arcano A.Z.F., entonces el agua y el fuego de la novena esfera suben por
entre estos dos canales simpáticos (Idá y Pingalá) hasta el cáliz (cerebro).
El santo mártir
Miguel de Molinos, dijo: "La más sutil saeta que nos tira la naturaleza,
es inducirnos a lo ilícito (fornicación) con pretexto de necesario y
provechoso. ¡Oh, cuántas almas se han dejado llevar y han perdido el espíritu
por este dorado engaño! No gustará jamás del silencioso Maná. QUOD NEMO NOCET
NISI QUI ACCIPIT."
"Si no vences
perfectamente (al yo animal) hasta morir en ti mismo; porque el que no procura
morir a sus pasiones no está bien dispuesto para recibir el don de
entendimiento, sin cuya infusión es imposible que entre en la introversión y se
mude en el Espíritu, y así los que están fuera, viven sin Él."
"Resígnate y
niégate en todo, que aunque la verdadera negación de sí mismo es áspera a los
principios, es fácil en medio y al fin es suavísima. Conocerás que estás muy
lejos de la perfección, si no hallas a Dios en todas las cosas. El puro, perfecto
y esencial amor, sabrás que consiste en la cruz, en la voluntaria negación y
resignación, en la perfecta humildad, pobreza de espíritu y desprecio de ti
mismo."
"En el tiempo
de la rigurosa tentación, desamparo y desolación, importa entrarte y estarte en
lo íntimo de tu centro, para que sólo mires y contemples a Dios, que tiene su
trono y quietud en el fondo de tu alma. La impaciencia y amargura de corazón
experimentarás que nacen del fondo del amor sensible, vacío y poco mortificado.
Conócese el verdadero
amor y sus efectos, cuando el alma se humilla profundamente y quiere
verdaderamente ser mortificada y menospreciada."
Si tú quieres
encender tu candelabro de siete brazos recuerda que esta es la senda del filo
de la navaja. Esta senda está llena de peligros por dentro y por fuera.
CAPÍTULO V LA MEDITACIÓN INTERNA
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n la escuela del
sufismo encontramos descritos los siete grados de éxtasis por los cuales el
místico alcanza el estado perfecto del alma.
El sufismo es la
escuela del éxtasis. Allí se revela la estación del nivel con el secreto,
porque es el estado interior de la vida en Dios.
En la senda de la
paz interior debemos hacer la voluntad del Padre así en los cielos como en la
tierra. Esta conformidad con el yugo suave nos lleva por el camino angosto,
estrecho y difícil que conduce a la luz.
Todo aquel que
trabaje en el magisterio del fuego, debe aprender a meditar en las siete
iglesias.
El místico debe
concentrarse profundamente en el Cordero inmolado. El místico debe orar
suplicándole al Adorable que le despierte el chacra, disco, rueda o facultad
anhelada.
Después de hecha la
súplica, debe el místico buscar su refugio en la nada. La mente debe quedar
silenciosa y quieta.
Cuando la mente
está en silencio, cuando la mente está quieta, entonces viene la iluminación,
el éxtasis.
El sueño combinado
con la meditación produce éxtasis.
Dios busca a la
nada para llenarla.
El éxtasis tiene
siete grados de poder: el primero es el fuego que nos instruye y Enseña.
El segundo es la
unción gnóstica, la cual es un suave licor solar que difundiéndose por toda el
alma, la Enseña, corrobora y dispone para encarnar la verdad.
El tercero es la
exaltación mística del discípulo humilde y sincero.
El cuarto es la
iluminación.
El quinto es la
dicha interna de la divina dulzura emanada de la preciosa fuente del Espíritu
Santo.
Este gozo es para
aquellos que tienen "conciencia continua".
El sexto es la
decapitación del yo.
El séptimo es la
iniciación venusta, la encarnación del Hijo del Hombre dentro de nosotros
mismos.
Existen otros
grados de contemplación y éxtasis, como son: raptos, licuefacción, deliquio,
júbilo, ósculo, abrazo, transformación, etc.
Cuando nuestra
mente se sumerge en "la nada", el Cordero entra en el alma para cenar
con ella. Esa nada es el medio para que el Bienamado obre dentro de tu alma,
despertando centros y haciendo maravillas. Por esa nada viene el divino esposo
para desposarse con su alma, en el tálamo nupcial del paraíso.
Por este camino
volvemos a la inocencia del paraíso. El alma sumergida en esa nada, pasará con
éxito los espirituales martirios y los interiores tormentos. Dios busca a la
nada para llenarla.
La meditación interna
produce cambios en nuestros cuerpos internos. Entonces viene el despertar de la
conciencia. Todos los seres humanos viven en los mundos suprasensibles con la
conciencia dormida. La meditación provoca el solemne despertar de la
conciencia. Ese despertar es como un relámpago en la noche. El despertar de la
conciencia viene durante el sueño normal de nuestro cuerpo físico. Cuando el
cuerpo duerme nosotros nos movemos en nuestros vehículos internos.
Cuando el cuerpo
duerme, el alma viaja por los mundos superiores. Con el despertar de la
conciencia, dejamos de soñar. Entonces vivimos en los mundos internos en un
estado de vigilia intensificada. Eso es lo que se llama "conciencia
continua".
Aquel que ha
despertado la conciencia vive despierto en los mundos superiores.
En los mundos
suprasensibles sentimos la beatitud mística de la luz inefable...
Allí el pasado y el
futuro se hermanan dentro del eterno ahora. No hay mayor placer que aquel de
sentirse el alma desprendida.
Entonces saboreamos
el néctar divino de lo eternal y llenos de alegría nos entramos por las puertas
de los templos entre las inefables melodías de los Grandes, Misterios.
Samael Aun Weor
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